lunes, 24 de octubre de 2016


Algunas noches me descubro pensándote después de un rato de oscuridad. Te imagino de todas las formas y con todos los cuerpos de personas que me gustan. Pero luego nunca eres tú, nunca es tu forma. 

Después de un rato caigo en la cuenta de nuestra propia oscuridad y justo ahí me descubro buscando otro camino que no es el mío.

Es en la prisa del camino donde veo lo que hicimos mal, pero ya no se ven formas ni cuerpos ni eres tú ni somos nosotros.

viernes, 30 de septiembre de 2016



Trepo de puntillas por tu espalda porque, después de tanto, he montado un campamento base allí. Voy pisando despacito para no romper nada. Cosa que ningún día consigo. Salta todo por los aires. 

Es en el caos del aire cuando recuerdo por qué estoy allí. Soy un desastre.

viernes, 2 de septiembre de 2016

El verano siempre viene condicionado por el invierno. En mi caso, mi invierno estuvo lleno de magia y de magos, por lo que el verano me está llenando de trucos. Días como hoy, me viene a la cabeza una pregunta, ¿quiénes son los realmente libres?, ¿la libertad se mide en grados de cordura? ¿o de locura?

Quizá los únicos libres son todos los que alguna vez fueron llamados locos. Debe ser horrible no haberse sentido nunca identificado con este adjetivo. Considero que todos los locos, son locos, porque algún día se cansaron de ser cuerdos. Y se cansaron de los despertadores, del ruido de los atascos, del olor de los autobuses y de los formalismos. ¿No les hace eso libres? 

Deshacerte de tu nombre, de tus apellidos, de tu edad, de documentos donde con palabras banales se aportaron un día datos que hoy ya no te representan... ¿no es así como se siente uno verdaderamente libre? ¿No es así como uno se vuelve dueño de su propia vida y de su propio ser?

Me viene a la cabeza un fragmento de un libro que he releído este verano:

"...Incluso en la misma vida ordinaria resulta intolerable gritar a casi todo el mundo ante una acción libre, noble, inesperada: "¡Ese hombre está borracho, es un loco!¡Avergonzaos vosotros los sobrios!¡Avergonzaos vosotros los sabios!..."

Es maravilloso ser tonto, loco, demente, perturbado...imprudente... alienado...chalado... ¡chiflado!... ¡lunático!...¡ido!... ¡MAJARETA!



¡Hola! Llevaba tiempo sin publicar nada aquí, pero esta vez vengo para deciros que he empezado a formar parte de un proyecto maravilloso, junto a personas llenas de inspiración, por lo que, os recomiendo que visitéis la pagina web: http://www.8sorbosdeinspiracion.com/ocho-sorbos-de-inspiracion/ donde encontrareis inspiración para cosas de todo tipo. ¡Saludos, nos vemos todos en Ítaca!


lunes, 22 de febrero de 2016


Querida yo del futuro:

Por dónde empezar. Nunca olvides la sensación de tragar agua cuando estás en el mar sin estarlo. Tú ya sabes a lo que me refiero. No olvides nunca las lágrimas de después y nunca jamás las guardes dentro de ti. No olvides el poder curativo de las lágrimas con sonrisas y de la luz del sol en invierno.

El cine te salvó y es conveniente que siempre lo mantengas presente, hagas lo que hagas. No importa. No olvides sentarte siempre bien cerca para no perder detalle. Los detalles forman la vida misma. Aprende a buscar lo especial en lo cotidiano y repítetelo a ti misma todos los días. Siempre se ha de pintar el mar con agua de mar. Ya lo dijo Baricco.

Para cuando leas esto la banda sonora de Cinema Paradiso ya te habrá acompañado durante muchas horas y eso es algo que me alegra. Entenderás que era necesario escribir esto por si lees y recuerdas las luces, el frío y las ganas de volver a casa. El futuro no espera. Corre. 

viernes, 11 de diciembre de 2015


Estar contigo es como estar leyendo un libro, un libro que me gusta muchísimo. Pero ahora no lo leo a velocidad normal, lo estoy leyendo lentamente, y es como si hubiese tres días de distancia entre cada palabra y, cada línea, parece formar un mes. Los espacios entre las páginas son casi infinitos. Es en este espacio sin fin donde me encuentro a mí misma ahora. Donde estoy encontrando cosas que nunca antes imaginé que existían.

Te he amado tantísimo que sería injusto para mí abandonar el lugar donde me encuentro ahora. Es este lugar la consecuencia de lo que me he convertido y es por eso que necesito permanecer aquí un tiempo indefinido, quizá para siempre. Ni siquiera yo lo sé. Pero, probablemente algunos escritores vivimos esperando el final de nuestros libros, sin pensar que el final, a veces, está justo en medio. Doy gracias por ello. 

Espero que lo entiendas. 

sábado, 26 de septiembre de 2015


Si todos los caminos llevan a Roma, seguro que Roma está llena de gente, de atascos y de ruido. Digo yo que igual los caminos podrían tener desvíos y llevarnos a Francia, a Singapur o Siberia. Qué más da el lugar y qué más da el final del camino. Poneos en situación.

Quizá la vida sea eso, mandar a la mierda Roma  pasar de Roma y hacer que tu camino no vaya hacía el mismo lugar que el de todo el mundo. ¿Os gustan las aglomeraciones de gente? A mí no. Si cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de elegir hacia dónde va nuestro camino, ojala el mío me lleve a un lugar tranquilo. Aunque pensándolo mejor puede que ni siquiera sea un lugar en un tiempo y en un espacio determinado. ¿Os imagináis que todos los caminos nos llevaran a una persona? Vaya putada.

Alguna vez me dijiste: “Los finales felices son solo para aquellas personas tan tristes que son incapaces de disfrutar de la historia”. Porque lo importante no es el final sino cómo vivas tu propio camino, claro.

sábado, 8 de agosto de 2015


Él era una ciudad en ruinas y yo una loca turista entre sus calles. Algunas mañanas él se despertaba con la fuerza de un tsunami en Tailandia y yo parecía ser todos los arboles y todos los edificios destrozados tras su paso.

Por algún motivo, él era como la M-40 recorriendo Madrid a las dos de la madrugada y yo intentaba (sin éxito) conducir un nuevo Maserati a 200 kilómetros por hora. Pisaba el gas para llegar a amarle pero nunca era suficiente. Si las personas fuésemos lluvia, yo sería llovizna y él, sería un huracán.

A menudo, él solía pensar que todos los caminos nos llevarían a Roma pero, en realidad, ninguno llegó a traspasar la frontera. De cualquier modo, todos mis caminos pasaban antes por su casa. Qué más daba, en ese momento, lo que viniera después. Y así fue: después ya no vino nada.