martes, 18 de septiembre de 2012


Aquel día, o más bien aquella noche en la que comenzó todo. En la que dejamos de ser dos para convertirnos en uno. Aquella noche de ilusiones, pero de miedo. Miedo de dar el paso y fallar. Retroceder.
Todo empezó ahí, no voy a olvidar nada, nunca. Nos hemos ido encontrando el uno al otro, poco a poco creando algo especial, algo nuestro.
Lo amo de la forma más bonita, la más inocente. Vivo enamorada de su risa, el modo en que me sonríe, de sus besos, de sus labios, de su manera de mirarme, de su voz y sobretodo de su gran gilipollez.
Es capaz de ponerme de cero a cien en segundos, de gritar y de reír, pero también es capaz de frenarme, de hacer que todo vaya despacio y me tome las cosas de un punto de vista diferente.
Si de algo estoy segura es que nadie podrá quererlo de la forma que lo quiero yo, daría cualquier cosa por él, sería cualquier cosa. Adoro el modo en el que dice sí a todas mis locuras. Me encanta todo lo malo y todo lo bueno, incluso discutir, si es con él.
Después de estos meses, me doy cuenta porque no funcionó con otras personas. Nadie es como él.
Gracias por aparecer y cambiarme la vida. Te amo cuac.

miércoles, 5 de septiembre de 2012


Aun recuerdo lo que reflejaba su rostro. Lo mucho que me hacía ver cuando bajaba la mirada, se notaba el dolor en sus ojos, incluso las ganas de gritar. Música de fondo. Encendía un cigarrillo y se sentaba en silencio. ¿Realmente somos tan vulnerables al dolor? Es irónico, me miraba con los ojos pintados de un color oscuro y carmín en los labios y decía, - Estoy bien, pequeña.
Cuando en realidad su mirada decía lo contrario.