Como amar a un imbécil
Me cabrea. Me desquicia. No le encuentro sentido. Hay veces que no lo comprendo. Muchas veces le odio, pero muchas más tengo ganas de darle una… No me digas mil “te quiero” Me gusta oler ese olor que desprende tu cuello.
Esos besos de pez que tanto detesto. Como tú detestas que cambie la música del coche antes de que acabe la canción. Detesto que te vayas, pero me encanta que vuelvas. Detesto las discusiones, no me gustan, pero me encantan las reconciliaciones. No me gusta que estés triste, ni tampoco preocupado. Cargaré contigo las veces que haga falta, pero no puedo asegurar que pueda con tanto peso. No prometo miles de días felices, pero tampoco prometo miles de días malos. Prometo miles de sonrisas, miles de abrazos y miles de besos. Prometo no defraudar, no. Prometo amarte y nunca olvidarte. Pero defraudar siempre lo hacemos y aprendemos. Sólo prometo amarte porque si de algo estoy pillada es absolutamente de tu gran gilipollez. Y ahí queda.
Soy la mayor masoquista del mundo. El amor ya es de por sí masoquista y a todos nos llega. La pregunta es: ¿Cuándo y con quién? Nunca lo vas a saber hasta que lo encuentres cierto día de noche.
Te cabreaste a más no poder sin ni siquiera conocerle y ya está. Ya te has quedado pillada, ya no hay marcha atrás. Le vas a conocer, te va a encantar aún más que te esté cabreando. Te va a encantar que te pongas celoso. Te va encantar preocuparte por esa persona. Te va a encantar gritarle, discutir. Te va a encantar llorar por él. Te va a encantar todo lo malo y todo lo bueno, por eso te va a encantar más lo malo para destacar más lo bueno que es poco y en pequeñas dosis. En resumidas cuentas, te va encantar amarle y ya está. Es así de simple.
¿Que por qué le quiero? Ni puñetera idea. Es normal, ¿no? ¡Y una mierda!
Esos besos de pez que tanto detesto. Como tú detestas que cambie la música del coche antes de que acabe la canción. Detesto que te vayas, pero me encanta que vuelvas. Detesto las discusiones, no me gustan, pero me encantan las reconciliaciones. No me gusta que estés triste, ni tampoco preocupado. Cargaré contigo las veces que haga falta, pero no puedo asegurar que pueda con tanto peso. No prometo miles de días felices, pero tampoco prometo miles de días malos. Prometo miles de sonrisas, miles de abrazos y miles de besos. Prometo no defraudar, no. Prometo amarte y nunca olvidarte. Pero defraudar siempre lo hacemos y aprendemos. Sólo prometo amarte porque si de algo estoy pillada es absolutamente de tu gran gilipollez. Y ahí queda.
Soy la mayor masoquista del mundo. El amor ya es de por sí masoquista y a todos nos llega. La pregunta es: ¿Cuándo y con quién? Nunca lo vas a saber hasta que lo encuentres cierto día de noche.
Te cabreaste a más no poder sin ni siquiera conocerle y ya está. Ya te has quedado pillada, ya no hay marcha atrás. Le vas a conocer, te va a encantar aún más que te esté cabreando. Te va a encantar que te pongas celoso. Te va encantar preocuparte por esa persona. Te va a encantar gritarle, discutir. Te va a encantar llorar por él. Te va a encantar todo lo malo y todo lo bueno, por eso te va a encantar más lo malo para destacar más lo bueno que es poco y en pequeñas dosis. En resumidas cuentas, te va encantar amarle y ya está. Es así de simple.
¿Que por qué le quiero? Ni puñetera idea. Es normal, ¿no? ¡Y una mierda!