Si todos los caminos llevan a
Roma, seguro que Roma está llena de gente, de atascos y de ruido. Digo yo que
igual los caminos podrían tener desvíos y llevarnos a Francia, a Singapur o Siberia.
Qué más da el lugar y qué más da el final del camino. Poneos en situación.
Quizá la vida sea eso, mandar a la mierda Roma pasar de Roma y hacer que tu camino no vaya hacía el mismo lugar que el de todo el mundo. ¿Os gustan las aglomeraciones de gente? A mí no. Si cada uno de nosotros
tenemos la posibilidad de elegir hacia dónde va nuestro camino, ojala el mío me
lleve a un lugar tranquilo. Aunque pensándolo mejor puede que ni siquiera sea
un lugar en un tiempo y en un espacio determinado. ¿Os imagináis que todos los
caminos nos llevaran a una persona? Vaya putada.
Alguna vez me dijiste: “Los
finales felices son solo para aquellas personas tan tristes que son incapaces
de disfrutar de la historia”. Porque lo importante no es el final sino cómo vivas tu propio camino, claro.