Hey pequeño, soy yo, la de siempre.
Te escribo, aun sabiendo que ahora no podrás leerlo, para disculparme.
No sabes cuanto me arrepiento de descuidarte, de hacerte un lío, de ponértelo siempre tan difícil. Una vez que te acostumbras a eso, dejas de darle importancia y ese fue mi mayor error.
Te escribo con la intención de que perdones mis despistes, mis tonterías y mis desganas. Realmente es cierto, no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, y el echo de ver que te pierdo, me mata.
Disculpa mis miedos y mis celos, pero no puedo evitar pensar que puede haber alguien que te guste más que yo.
Disculpa mis subidas y mis bajadas, últimamente ni yo me entiendo. Aun así quiero que sepas que moriría por ti y volvería para contarlo. Que no bajaré de este tren sin ti y que nunca soltaré tu mano.
Atentamente: Alguien que quiere pasar el resto de sus días contigo.