Si vas a enamorarme, hazlo despacito porque no quiero que me duelas. No me regales las estrellas la primera semana porque al mes, querré la luna. Intenta ir con calma, porque dicen que las prisas no son buenas. No intentes entender todo lo que hago o darle una explicación a todo lo que digo, porque no lo conseguirás. Y si después de todo esto, sigues con ganas de enamorarme, deberías saber que por la mañana en ser borde no hay quien me gane, que paciencia tengo poca y que mis sonrisas, a veces, no son de verdad. Mi vida nunca suele estar ordenada y si ahora estoy bien, dentro de un rato puedo estar mal. Te advierto de que nunca estarás preparado para saber qué se me pasa por la cabeza y que mi confianza es difícil de ganar y fácil de perder.
Por otro lado, en mí encontrarás a una novia, a una amiga y a una madre. Una vez que coja tu mano, no querré soltarla. Estaré a tu lado en lo bueno, pero sobre todo en lo malo y en el tema de las caricias suelo ser generosa. Así que si eliges mi amor, ten en cuenta que soy dura por fuera pero frágil por dentro.
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